Gracias a Adoyma, se que lo que puse como poesia de Miguel Hernandez, no es en realidad mas que una replica humoristica de otra poesia hermosisima que ahora os pongo, pidiendo disculpas por inocentemente haber creido que era la anterior la verdadera.
Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la pena duermo solo y uno,
pena en mi paz y pena en mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Pertenece al libro El Rayo que no Cesa y fué escrito entre 1934-1935
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